jueves, 18 de septiembre de 2014

Un equipo británico busca la huella del hijo de Atahualpa | El Comercio


Investigación: tras la huella del hijo de Atahualpa

Historiadora ecuatoriana identificó y decifró el testamento que le perteneció al sucedor del último inca 

Investigación: tras la huella del hijo de Atahualpa
Ecuador, El Comercio / GDA
Atahualpa fue el decimotercer inca y es considerado como el último gran gobernante del imperio incaico. Aunque fue ejecutado a manos españolas, su legado se mantuvo gracias a sus hijos. Entre ellos,Francisco Topatauchi, considerado su sucesor y el único en dejar un testamento. Este podría ser la llave para descubrir la tumba del heredero inca.
Un equipo de filmación que trabaja para la BBC de Londres, un arqueólogo del Museo Británico y una historiadora ecuatoriana, se internaron en las catacumbas del convento de San Francisco (Ecuador) con un propósito: identificar la tumba de Topatauchi, el hijo más importante del inca Atahualpa.
Tamara Estupiñán Viteri, historiadora ecuatoriana, identificó y descifró el testamento de Topatauchi. En el descubrió que el heredero inca deseaba ser enterrado en la capilla de Santa Catalina, en San Francisco, la cual había erigido en honor a su madre Payco Ocllo.
“Primeramente, mando que si de la enfermedad que al presente tengo Dios fuere servido... que mi cuerpo sea enterrado en el Monasterio del Señor San Francisco de esta dicha ciudad, en mi capilla”, señala el antiguo documento.
“En el testamento está su voluntad, por lo que podemos aseverar que fue enterrado en algún lugar del convento. ¿En dónde? Yo sospecho que podría estar detrás de la capilla de Santa Catalina, en el interior de la iglesia, en una de las catacumbas”, dijo la historiadora, quien se encuentra en el medio de la investigación.
Atahualpa tuvo varios hijos. La historia registra que Topatauchi, Carlos e Isabel vivieron en Quito y fueron educados por el padre franciscano fray Jodoco Ricke. En tanto que en el Cusco residieron Francisco Ninancoro, Diego Hilaquita, Juan Quishpe Topa y María, que fueron amparados por los padres mercedarios.